Oración para salvar 1000 almas del Purgatorio

ORACION DE LOS CIEN REQUIEM

2 Macabeos 12, 46 
“Es, pues, un pensamiento santo y saludable el rezar por los difuntos a fin de que sean libres de las penas de sus pecados.”

Oración para salvar 1000 almas del Purgatorio cada vez que se rece.

Nuestro Señor le dijo a la gran Santa Gertrudis que la siguiente oración salvaría 1000 almas del Purgatorio cada vez que se rezara:

“Oh Padre Eterno, os ofrezco la más preciosa Sangre de vuestro Divino Hijo, Jesús, unido a las Misas celebradas hoy alrededor del mundo, por todas las Santas Almas del Purgatorio.-Amen”

RecomendaciónHacer esta oración, por lo menos dos veces, para sacar, dos veces, la cantidad de almas del Purgatorio. Después de la oración, pídale a las almas libradas del Purgatorio que oren por sus intenciones. La Santísima Virgen nos asegura que si hacemos estas oraciones, “¡Podremos liberar muchas, pero muchísimas Almas!”

Para las Almas del Purgatorio, las Santas Llagas son un verdadero Tesoro de Tesoros.

Modo de practicar esta devoción

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Para hacer este ejercicio, cada no puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Réquiem.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Se pronuncia el misterio: Concédeles Señor el descanso eterno. Y brille para ellas la luz perpetua.
(10 veces)

En latin: Requiem aeternam dona eis. Domine et lux perpetua leceat eis.

Al final de cada decena: Almas santas,, almas del purgatorio, oren a Dios por mi y yo pedire al Padre les de la gloria del paraiso.. Amén

Padre Eterno os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José por la remisión de nuestros pecados, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores. Amén

PRIMERA DECENA

Te ofrezco, mi adorado Jesús, en ayuda de las Almas del Purgatorio, los méritos de tus padecimientos y dolores sufridos, por nuestra redención. Y comienzo contemplando la Sangre que trasudó de tu cuerpo, por la tristeza y la angustia que te asaltó en Getsemaní.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…almas santas…..Padre eterno.

SEGUNDA DECENA:

Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las Almas del Purgatorio, la inmensa aflicción que te oprimió el corazón al ver que Judas, discípulo Tuyo, por Ti amado y favorecido, se hizo perseguidor, y con beso sacrílego te traicionó para entregarte en manos de crueles enemigos

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.

TERCERA DECENA:

Te ofrezco, mi adorado Jesús, pro las Almas del Purgatorio, la admirable paciencia con la que soportaste tantos ultrajes de esa vil soldadesca que te condujo de Anás a Caifás, de Pilato a Herodes, el cual para mayor desprecio, te impuso la vestidura de los locos, entre las burlas y los agravios del pueblo, y te envió al gobernador romano……

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.

CUARTA DECENA:

Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las Almas del Purgatorio, la amargura que perturbó tu Espíritu, cuando por los judíos fuiste pospuesto por Barrabás, sedicioso y homicida. Luego atado a la columna, Tú, el Inocente y el Justo, fuiste golpeado con innumerables azotes, sin piedad alguna……

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.

QUINTA DECENA:

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Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las Almas del Purgatorio, la humillación que toleraste, cuando, para tratarte como falso rey, pusieron sobre tus hombros un manto de púrpura, te dieron por cetro una caña y ciñeron tu cabeza con la corona de espinas, y así Pilato te presentó al pueblo diciendo: “¡He aquí al Hombre!”

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.

SEXTA DECENA:

Te ofrezco, mi adorable Jesús, por las almas del Purgatorio, la piadosa compasión y el dolor profundo que sentiste cuando, con tanta violencia, fuiste separado de tu amadísima madre, que había venido a encontrarte y abrazarte.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.

SEPTIMA DECENA:

Te ofrezco, adorado Jesús mío, por las almas del Purgatorio, los inauditos tormentos padecidos cuando, extendido sobre la cruz tu ensangrentado cuerpo, fuiste horriblemente traspasado por clavos en las manos y en los pies, y elevado en el ignominioso patíbulo.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria….…almas santas…..Padre eterno.

OCTAVA DECENA:

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la ardiente sed que padeciste en este tiempo de Calvario, sed de agua, pero también de almas que calmen tan cruel agonía y por la cual recibes tan solo vinagre e ingratitudes.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.

NOVENA DECENA:

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, las angustias y las penas que durante tres horas continuas soportaste suspendido de la cruz, y las contracciones que sufriste en todos tus miembros, acrecentadas por la presencia de tu dolorida madre, testigo de semejante desgarradora agonía.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria…..…almas santas…..Padre eterno.

DECIMA DECENA:

Te ofrezco, mi adorado Jesús, por las almas del Purgatorio, la desolación que oprimió a la Virgen Santísima asistiendo a tu muerte, y el pesar de su tierno corazón, acogiéndote exánime entre sus brazos cuando fuiste bajado de la cruz.

Padre Nuestro,Ave Maria,Gloria……almas santas…..Padre eterno

Acabadas las diez decenas, orar: SALMO 129

IMPLORACIÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA/ De profundis

Desde lo hondo a Ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz;
Estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿Quién podrá resistir?
Pero de Ti procede el perdón, y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor, espera en su Palabra;
Mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora;
Porque del Señor viene la Misericordia, la redención copiosa;
Y él redimirá a Israel de todos sus delitos.

PARA TERMINAR:

Señor Jesús: Por los méritos de tu Santísima Pasión y Muerte, compadécete de nuestros hermanos difuntos. Amén.

ORACIÓN PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO:

Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados.

A cada invocación se contesta: ¡Jesús mío, misericordia!

Jesús crucificado

Ayudad a mis hermanos y parientes.
Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales.
Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos.
Ayudad a cuantos debo amor y oración.
Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado.
Ayudad a los que han faltado contra mí.
Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección.
Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos.
Ayudad a los que os desean más ardientemente.
Ayudad a los que sufren más.
Ayudad a los que están más lejos de su liberación.
Ayudad a los que menos auxilio reciben.
Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia.
Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres.
Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos.
Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera.
Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo.
Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas.
Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho.
Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas.
Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos.
Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado.
Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos.
Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos.
Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer.
Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el cielo.
Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte.
Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante.
Ayudad a los que juzgaréis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado.
Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes.
Ayudad a los obispos y sus consejeros.
Ayudad a mis maestros y pastores de almas.
Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis.
Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica.
Ayudad a los defensores de la santa fe.
Ayudad a los caídos en los campos de batalla.
Ayudad a los sepultados en los mares.
Ayudad a los muertos repentinamente.
Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos.

  1. Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno.
  2. Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz.
  3. Que en paz descansen.
  4. Amén.

ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO

Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llevadlas a descansar a vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos de vuestra sagrada Pasión y por vuestra muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

VISITA AL CEMENTERIO

Yo me postro sobre esta tierra donde reposan los restos mortales de mis queridos padres, parientes, amigos, y todos mis hermanos en la fe que me han precedido en el camino de la eternidad.
Mas ¿que puedo hacer yo por ellos? ¡Oh divino Jesús, que padeciendo y muriendo por nuestro amor nos comprasteis con el precio de vuestra sangre la eterna vida; yo se que vivís y escuhais mis plegarias y que es copiosísima la gracia de vuestra redención.
Perdonad, pues oh Dios misericordioso, a las almas de estos mis amados difuntos, libradlas de todas las penas y de todas las tribulaciones, y acogedlas en el seno de vuestra Bondad y en la alegre compañía de vuestros Ángeles y Santos para que, libres de todo dolor y de toda angustia, os alaben, gocen y reinen con Vos en el Paraíso de vuestra gloria por todos los siglos de los siglos. Amén.

MENSAJE DE NUESTRA MADRE A UN ALMA (mexico)

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“Hay que pedir mucha oración por las sufrientes almas del purgatorio a quienes Visito con frecuencia y quienes requieren de vuestras oraciones para ser liberadas.

De igual manera, Mis Pequeños, que ellas necesitan de vuestras oraciones vosotros necesitáis que ellas intercedan por vosotros.

Son tantas las almas que se condenan por no tener quien interceda por ellas, que os pido, Mis Pequeñitos, no os quedéis ociosos ni un momento sino ofrecer sacrificios, ayunos y penitencias por la Conversión de los pobres pecadores.

Haced caso de lo que os Dice Vuestra Santísima Madre María Reina del Cielo y de los Ángeles todos que es por Vuestra propia salvación y santificación todo lo que vuestra Bendita Madre os solicita.

Os lo repito: no os quedéis ociosos ni un instante sino orad a tiempo y a destiempo, interceded por vuestros hermanos a toda hora que todo Bien que hagáis por un hermano, lo estaréis haciendo por vosotros mismos.

No lo olvidéis.

Que no lleguéis ante El Trono Sacrosanto con vuestras manitas vacías en obras de Misericordia: Orad por los vivos y difuntos que vuestro costalito de Regalos a El Cielo se irá llenando así para que tengáis qué presentar Ante El Trono de Dios.

Os Amo y os espero en Mi Inmaculado Corazón para cuidar por vosotros y no olvidéis Consagrar vuestras Familias y moribundos a San José.

Después escucho: “La Oración de los cien requiems”

Rezadas así diez decenas con las invocaciones al final de cada una de ellas, se tiene completos los cien requiem de esta devoción.

(León XIIII concedió a cada requiem 50 días de indulgencia por cada cien requiem ,y el santo Padre Clemente x1 dio 100 dias de indulgencia por el rezo de del salmo De profundis y cien requiem;e indulgencia plenaria si se reza durante un ano bajo las condiciones de rigor)

¿COMO PODEMOS AYUDAR A LAS ALMAS DEL PURGATORIO?

La preocupación de sufragar por las almas del Purgatorio no es sólo un deber de justicia y de caridad, es también un gran beneficio, porque las almas del Purgatorio están muy agradecidas por los alivios que les damos y nos protegen.

Si nosotros con el sufragio rogamos por ellas, ellas ciertamente responden rezando por nosotros. Sus plegarias son muy eficaces, porque son santas y nos procuran beneficios inmensos, tanto para nuestra vida corporal como espiritual

Por las almas del purgatorio

Entre las obras de sufragio por las almas del Purgatorio, hay tres que tienen un efecto maravilloso: La oración, la Santa Misa y las Indulgencias.

  1. La Oración:

Es como un refrigerio que de nuestra alma sube hacia el cielo. También una simple invocación, una jaculatoria, un sacrificio, un acto breve de amor a Dios, tienen una eficacia extraordinaria de sufragio. Entre las oraciones que podemos rezar prevalecen: el «Oficio de los Difuntos», el Salmo 50, el Vía Crucis, y el Santo Rosario. A todas estas u otras oraciones hay que agregar la santa Confesión y Comunión; es necesario que en ocasión de la muerte de una persona querida, todos los pariente se confiesen y comulguen por el alma.

  1. La Santa Misa:

Una sola Misa es para ellas de infinito valor. Los teólogos dividen en tres partes el fruto de la misa:

– Una parte va en beneficio de todos los miembros.

– Otra parte va en ventaja del Sacerdote que la celebra.

– La tercera parte va en provecho de por quien se celebra, y esta parte es aplicable a las almas purgantes. Pero no

basta celebrar una sola misa por los difuntos, es necesario hacer celebrar muchas.

La Misa no se divide en tres partes, estrictamente hablando, pero, lleva en sí tres formas del infinito tesoro de Jesús: La Iglesia, el Sacerdote y los Fieles Vivos o Difuntos.

  1. Las Indulgencias:
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La indulgencia es una remisión de una pena temporal, adeudada por los pecados, que la Iglesia concede bajo ciertas condiciones al alma en gracia, aplicándole los méritos y las satisfacciones abundantes de Jesucristo, de la Virgen y de los Santos, los cuales constituyen su tesoro y por lo cual anulan sobre la tierra en todo o en parte la deuda de un alma anulándola también en el cielo. Hay indulgencia «Plenaria» y «Parcial». Para ganar la indulgencia es necesario estar en estado de gracia y tener la intención de ganarla. Por la Comunión de los Santos podemos socorrer a los difuntos, la Iglesia nos da la facultad de aplicarles este inmenso tesoro de misericordia, reduciendo así sus penas que son la satisfacción de las culpas cometidas durante la vida presente.

Las indulgencias son tesoros espirituales con los cuales se perdona la pena temporal merecida por los pecados ya perdonados. Las indulgencias pueden aplicarse a nosotros o a las almas del purgatorio. El Papa Pablo VI, en 1967, dictó normas sobre las indulgencias. Cada día se puede ganar una sola indulgencia plenaria y sin límite las parciales.

Para ganar una indulgencia plenaria se necesitan cuatro condiciones

  1. Confesión
  2. Comunión
  3. Orar por las intenciones del Sumo Pontífice (bastará un Padre nuestro y Ave María u otras oraciones por el Papa)
  4. Exclusión de todo afecto al pecado

La confesión puede hacerse varios días o después de ganar la indulgencia. Conviene que la comunión se haga el mismo día. Con una sola confesión se pueden ganar varias indulgencias plenarias en diversos días. Para cada indulgencia plenaria se requiere una comunión especial.

Se gana indulgencia plenaria:

  1.  Visitando cualquier iglesia u orando por los difuntos el 2 de noviembre.
  2. Igualmente visitando la iglesia parroquial en el día del titular. (Por ejemplo si usted se llama Ignacio, ir el 31 de julio).
  3. El 2 de agosto por la «Porciúncula», visitando una iglesia.
  4. Rezando el Santo Rosario en la iglesia o en familia.
  5. Adorando al Santísimo Sacramento, a lo menos por media hora.
  6. Leyendo la Sagrada Escritura a lo menos por media hora.
  7. Haciendo el Vía Crucis.
  8. El viernes Santo venere y bese la cruz en la solemne acción litúrgica.
  9. Recitando la oración “A Jesús Crucificado” que se entrega a continuación, los Viernes de Cuaresma delante de un crucifijo.

Los viernes ante el Crucifijo

Los viernes de cuaresma los fieles cristianos pueden ganar indulgencia plenaria si rezan devotamente la oración a continuación, frente a un crucifijo, después de la Comunión.

El Enchiridion Indulgentiarum dice:

  • 1. Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que en cualquier viernes del tiempo cuaresmal después de la comunión recite piadosamente, ante la imagen de Jesucristo Crucificado la oración ‘Oh mi amado y buen Jesús…’;
  • 2.Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que pronuncie cualquier fórmula piadosa legítimamente aprobada: en la acción de gracias después de la comunión (por ejemplo, Alma de Cristo, Oh mi amado y buen Jesús).

Oración a Jesú crucificado.

‘Oh mi amado y buen Jesús’
Miradme, Oh mi amado y buen Jesús,
Postrado ante Vuestra santísima presencia.
Os ruego con el mayor fervor, que imprimáis en mi corazón
vivos sentimientos de Fe, Esperanza y Caridad;
Verdadero dolor de mis pecados, y propósito firmísimo de enmendarme;
Mientras que yo, con todo el amor, y toda la compasión de mi alma,
Voy considerando Vuestras Cinco Llagas;
Teniendo presente aquello que dijo de Vos el santa profeta, David:
“Han taladrado Mis manos y Mis pies, y se pueden contar todos Mis huesos”.
(Salmo 21: 17-18)

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